Los combustibles biomásicos aptos para la generación de
electricidad o combustible para calefacción son muchos y muy diversos. Cada uno
de ellos posee propiedades fisicoquímicas específicas que los caracterizan y
requieren soluciones tecnológicas particularizadas para su utilización
eficiente y confiable. Algunos de los tipos de biomasa que nos pueden resultar
de interés para utilizarlos como combustibles son:
Cultivos
energéticos:
Denominamos en esta categoría a
aquellos combustibles que son derivados de plantaciones y/o cultivos cuyo
principal objetivo es la producción de biomasa con fines energéticos. Este es
un tema muy en voga que es motivo de una fabril actividad de investigación y
desarrollo en los países industrializados que están buscando alternativas
ecológicas a las fuentes energéticas convencionales y una solución para el
reciclaje de los excedentes agrícolas (Caso típico de los países europeos).
Subproductos
derivados:
Residuos;
ellos se pueden clasificar de la siguiente manera:
1.
Forestales:
a. Derivados de la industrialización
de la madera.
b. Derivados de las operaciones silviculturales.
c. Leña propiamente dicha
b. Derivados de las operaciones silviculturales.
c. Leña propiamente dicha
2.
Agroindustriales:
Combustibles sólidos derivados de
las operaciones de transformación y procesamiento de materias primas agrícolas,
tales como bagazo, cáscaras de arroz, otros.
3.
Agrícolas:
Derivados de cultivos agrícolas en
general, tales como paja, rastrojos, entre otros.
Pellet:
El pellet tiene forma de pienso y está
hecho de serrín prensado. El pellet no debe contener ningún tipo de aditivos ya
que éstos pueden dañar las calderas.
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